Ese vacío nunca se va a ir,
ni va a desaparecer.
Te estás sentenciando a suplicar,
y humillarte
al quererlo tapar, el dolor no va a menguar
Es hora de sacarse los clavos de los ojos
de ensuciarnos de miserias,
No escapemos más de la
impotencia de nuestras manos atrofiadas
Cuando las sombras nos envuelvan
en un río de oscuridad
la sal de las lágrimas nos van a sacar
del martirio de no enfrentar nuestro peor temor:
la nada y su silencio.
Todos estamos completamente solos
Aceptar de una vez
la deconstrucción
de nuestra propia mente.